Un repaso al reciclaje en Europa: diferencias con nuestro país y curiosidades (II)

Tras la primera parte seguimos realizando nuestro viaje por Europa, recorriendo los principales países y sus distintos hábitos, métodos y curiosidades de reciclaje.

Francia

En el país vecino cada envase lleva un símbolo en su etiquetado para que sus ciudadanos sepan, de un vistazo, en qué contenedor deben depositar los residuos. Los franceses reciclan más de un 66% de todos los envases que usan, esto es, 3.190 millones de toneladas al año.

Francia dispone de 247 centros de clasificación y aproximadamente 2.000 empresas recicladoras.

Suiza

Suiza es el país que más recicla del mundo. Con una tasa del 96% sobre todos los materiales susceptibles de ser reciclados, los suizos reciclan un equivalente al 50% de sus desechos totales.

El país helvético decidió eliminar en 2006 los impuestos sobre el reciclaje de envases de vidrio, plástico, papel, ropa, textiles y bombillas, una vez superadas las metas impuestas por su gobierno.

Los suizos también tienen un sistema de organización único: existen varias compañías especializadas en el reciclaje de los diferentes tipos de desechos, según su categoría. Su seña distintiva es que funcionan en conjunto y ofrecen una plataforma en común que se encarga de educar a sus ciudadanos en materia de reciclaje.

A pesar de que el reciclaje no tiene un coste directo para el ciudadano, cada bolsa de basura (para residuos no reciclables) cuesta 1 euro y requiere una calcomanía que demuestre que se ha pagado la bolsa.

En caso de que algún ciudadano suizo deposite alguna bolsa de basura sin pagar por ella, la Policía y los oficiales de Sanidad la abren buscando evidencias que los conduzca hasta la casa del infractor: las multas impuestas ascienden hasta el equivalente a 10.000€.

Suecia

En este país nórdico, la empresa McDonalds emprendió una campaña mediante la cual los ciudadanos suecos podían cambiar latas por hamburguesas. Esta creativa forma de reciclaje se articuló de la siguiente manera: la empresa de comida rápida transformó las vallas publicitarias donde informaban de la campaña en dispensadores de bolsas de basura. Sus clientes podían extraerlas de los OPIs correspondientes, rellenarlas con latas a reciclar y entregarlas en cualquier McDonalds.

A cambio de este pequeño esfuerzo, recibirían como intercambio por cada 10 latas una hamburguesa normal o de queso y por cada 40 latas un Big Mac.



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